EL IMPACTO DE LA DESINFORMACIÓN Y EL ‘FACT-CHECKING’ EN LA CONFIANZA EN EL PERIODISMO
Los desórdenes informativos (esto es, la circulación masiva de rumores, noticias falsas, conspiraciones y otro tipo de contenido no verificado) no solo influyen en las percepciones de las personas, sino que también puede socavar la confianza en instituciones como los medios de comunicación.
El fact-checking, la principal arma del periodismo contra la desinformación, ha demostrado mejorar la precisión de las creencias de las audiencias, pero poco se sabe si tiene efectos más allá de eso. En la medida en que las correcciones aumentan las evaluaciones de credibilidad y el compromiso con las noticias, es probable que el fact-checking mejore la confianza en los medios de comunicación. Por el contrario, la corrección de desinformación podría desacreditar aún más el periodismo al hacer evidente que parte del contenido del discurso público no es verdad.
Esta investigación explora este fenómeno. A partir de dos experimentos por cuestionario a población adulta en Chile, se examina la efectividad de la verificación y la corrección de (des)información, además del impacto del fact-checking en las actitudes de los usuarios de noticias en actitudes y comportamientos sobre el quehacer periodístico.
Los resultados del estudio echar luces sobre cómo la desinformación y su corrección afecta a la sociedad y redunda en la actitud de las personas sobre el pluralismo en los contenidos informativos.
¿POR QUÉ IMPORTA?
Tanto la desinformación como su corrección ponen en duda la calidad de la información de medios y suponen una amenaza al pluralismo: redundan en que las personas no solo duden de la información sobre asuntos públicos que circula en los medios, sino que prefieran mensajes que confirmen sus opiniones y actitudes, y contrarios a recibir informaciones con otras interpretaciones.
En un contexto de creciente malestar social y desafección política, y cuando se acusa a los medios tradicionales de actuar como agentes del establishment y portavoces de la élite, el descrédito que suponen los desórdenes informativos para el periodismo y los medios tiene consecuencias en el pluralismo mismo y en la democracia. De hecho, la proliferación de las llamadas fake news en los últimos años ha sido vinculada a la polarización política, el auge del populismo y una menor tolerancia con opiniones divergentes.
Esto es particularmente importante en un país como Chile, con altos niveles de uso redes sociales –que fomentan la rápida difusión de desinformación– pero con niveles decrecientes de confianza en el periodismo y los medios tradicionales.
¿Qué fenómeno ocurre?
Conceptos como verdad y mentira –y nuestra habilidad para distinguirlas– son temas centrales en la filosofía, la ciencia política, la psicología cognitiva y las comunicaciones, entre otras disciplinas. Históricamente se ha considerado que una ciudadanía informada es clave para el buen funcionamiento de la democracia e informar sobre verdades verificables (y verificadas) es tarea fundamental del periodismo profesional. Sin embargo, en la última década, la preocupación por la difusión de la información falsa se ha agudizado. La creciente prevalencia de la información errónea o deliberadamente falsa, acompañada de un entorno mediático digitalizado, interconectado y polarizado, está reconfigurando fundamentalmente el panorama de la información en ámbitos como la política, la ciencia, la salud y todo tipo de asuntos públicos. La principal herramienta del periodismo para combatir este problema es la verificación y corrección de información, también llamado fact-checking. Más detalles, en este informe de discusión teórica.