El fact-checking funciona
El primer estudio se aplicó a 698 personas. A partir de una revisión de las principales verificaciones en sitios de fact-checking nacionales en los últimos meses, se escogió como tema la pandemia del COVID-19, con una corrección sobre una veta más política del tema y otra con una corrección con una veta más científica del asunto. Los participantes fueron asignados a una de seis condiciones distintas: un grupo de control 1, que vio noticias sobre otro tema; un grupo de control 2, que vio la desinformación original sin corregir, y cuatro grupos de control donde se manipuló los niveles de transparencia (alta o baja) y emocionalización (alta o baja).
resultados
Solo una minoría expresa “bastante” o “mucha confianza” en el ‘fact-checking’ (aproximadamente, el 40%). Sin embargo, ese porcentaje es significativamente mayor que la confianza reportada en medios tradicionales y redes sociales.
El fact-checking es eficaz en reducir la desinformación. El grupo expuesto a chequeos aumenta sus niveles de información comparado con el grupo expuesto solo a desinformación. No hay hay diferencias según el formato del chequeo.
La exposición a ‘fact-checks’ tiene nulo efecto en la confianza en los medios informativos per se, o en el contenido de las noticias. Esto es transversal a todos los grupos experimentales.